"LA FORTALEZA DEL SER HUMANO ES CONOCER SU DEBILIDAD; SI QUIERES SER FUERTE SUPERA PRIMERO TU DEBILIDAD" "EL ILLO"

martes, 22 de septiembre de 2009

LA DESDICHA DE UN RICO POBRE Y LA FORTUNA DE UN POBRE RICO.


Sobra decir que algunos acomodados o ricos prepotentes confunden el concepto de amistad con los de interés y conveniencia y mueren engañados al pensar que fueron reconocidos por muchos como persona valiosa; quién no dice ser amigo del opulento; pero pocos dicen con orgullo que son amigos del pobre. Esa carrera de la soberbia no debe envidiarse porque al fin y al cabo es una gran mentira que no produce satisfacción con el alma, ni con la sociedad honesta ni con Dios. Observen estos versos que a forma de soneto cuentaa una historia real:

Un viejo que toda su vida había sido aparentemente educado, apartado de los vicios ordinarios y además ricachón, perdió su fortuna por culpa de un amor, que entre otras cosas, se fugó con un amigo pobretón, y, siendo abandonado por todos los acompañantes de toda su vida a causa de su reciente miseria, lucía embriagado y, para colmo de males, sin saber fumar, un cigarrillo que recién encontró en su mano izquierda sostenía; así, solitario y sentado en una piedra en el centro de un rió estas palabras repitía:

“Los amores y las amistades son como cigarrillos que se esfuman poco a poco, dejan el humo y desaparecen ligeramente, pero cuando llegan lo hacen con gran sensación de ociosidad.

“Es triste y nostálgico; ahora me pregunto ¿qué sensación queda más, la de un amigo que se fue o la de un cigarrillo que se fumó?, -casi sin fuerzas por tanta bebida consumida seguidamente se decía- la respuesta es más cruel y desconcertante al saber, que a la hora próxima de mi muerte no tuve ninguno de los dos”.


Luego que cayera al rio por su estado alto de borrachera, un pescador humilde que desde lejos hace rato lo escuchaba y veía, con mucha prisa fue a su rescate, logrando salvarle así la vida y una vez lo llevó a la orilla, el sencillo hombre sin camisas ni zapatos, con un viejo anzuelo en la mano y sin haber conseguido aún su comida, levanto la cabeza al cielo y exclamó “señor hoy de casa salí temprano, tiré mi anzuelo para enzarzar un pez y mira que he conseguido sólo un hombre en embriaguez; pero después de haberle escuchado sin querer sus quejidos, te doy gracias porque a pesar de mi pobreza ahora que feliz me siento Dios mío".

EL ILLO

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