"LA FORTALEZA DEL SER HUMANO ES CONOCER SU DEBILIDAD; SI QUIERES SER FUERTE SUPERA PRIMERO TU DEBILIDAD" "EL ILLO"

miércoles, 3 de junio de 2009

INCOMPRENSIBLEMENTE CLARO


Este es un poema-historia, que si el lector quiere comprender su claridad puede dejar su interés en el comentario y vía e-mail podré explicarlo-El Autor.

Aun se estruja el corazón por el dolor emanado de los recuerdos del ocaso, aquel sufrimiento nocturno que sólo se alivia con el alba; pero que vuelve y se conturba al sentir el fuerte crujir de las arterias por el recorrer de la sangre hirviente, que apenas se enfría trayendo el extintor de la realidad cruel del presente, al permitir avizorar el eclipse humeante que por minutos indefinidos lo encegueció, que lo adormeció, que lo abatió sin haberse levantado, en aquellos momentos en que sentía el verano como invierno, el otoño como primavera.

No volverán a ser reales, lo sabe, es lo mejor y conveniente, estarán como fantasmas que deambulan sin pena y sin gloria en el recóndito lugar de las tristezas y de los pesares, a veces se aparecen y espantan, algunos sorprenden y otros desaniman para después irse sonriendo por haber dejado la herida abierta una y otra vez sin que pueda sanar, se emocionan al penetrar con sevicia el cuchillo del episodio exiguo de manera cruel hasta sentarlo en lo más profundo del pecho en que reposan sin coraza los sentimientos resentidos.

El alma llora de desconsuelo, pero el corazón por instinto sin ser valiente comienza a envalentonarse frente a la roca, se enfurece al mirar aquellos tiempos de fulgor engañosos, de las mentiras hechas verdades en el carnaval de la insensatez, se enoja por no haber detenido el torrentoso fluir de las emociones impías que depararon en cascada sin descenso.

Es lúgubre el panorama; no obstante, no puede más que enfurecerse y resignarse ó lo que es lo mismo, llorar sin consuelo, y cuando acepta la empatía de la humildad y la fortaleza de la tozudez, cae cansado y lastimado, pero en ese momento plácido y triste siente calma profunda al ver la claridad de los rayos luminosos del sol; le perturba la repetición de la comedia, aquella que narra apoteósicamente la llegada de los fantasmas y sus despedidas una y otra vez en círculo nefasto, que triste porvenir sale de ese suspiro; pero entre lágrimas de orate sonríe levemente al notar que se desvanecen poco apoco cuando ejercen los mismo ataques, que ya no asustan como otros días; se dirá que eso no es consuelo ni bálsamo de alivio, tal vez es tira de orgullo falso que engendra el miedo para taparse los oídos y así no escuchar el tronar de las memorias.

En parte esas sátiras son verdad, pero hasta tanto sigan bulliciosas en el fondo de su corazón sabe perfectamente que no tiene otra opción que soportar el sufrimiento sin dolor, las repetitivas puñaladas que lo hacen morir cruelmente para vivir, para un dia poder convertirse en el ave fénix que surja desde las cenizas que volará cuando el rio de la dulzura riegue los manantiales que reflejan la cara oculta de la luna, aguas cristalinas que suelen enturbiarse por el pesimismo del pasar del día, pero que indefectiblemente deben terminar diáfanas con el nuevo rocío de verano que se yergue perdurable y que inicia con el alba al humedecer primero a los tiernos pétalos de la flor que germina.


Por paradoja, momentos hay que esa humedad principiante evita también la entrada de los rayos inclementes del sol, abriendo cabida a los burlones fantasmas; sin embargo, debe pausadamente permitir el rocío para que alguna flor crezca y pueda darle la dulzura del descanso que necesita al final del ocaso, para definitivamente poder expulsar el viejo néctar inservible de la loca ambrosía proyectora de los fantasmas impuros para que no vuelvan jamás; aquellos fantasmas de los recuerdos que el corazón no quiere remembrar con sufrimiento y placer.


El Illo

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