"LA FORTALEZA DEL SER HUMANO ES CONOCER SU DEBILIDAD; SI QUIERES SER FUERTE SUPERA PRIMERO TU DEBILIDAD" "EL ILLO"

sábado, 24 de septiembre de 2011

DETENIDO POR MI DOCUMENTO ROSA

Cuando sali del trabajo no supe dònde tomar el medio de transporte que me llevara a casa, razòn por la que se lo preguntè a un grupo de policìas que encontrè en el camino, a lo cual uno de ellos dio vuelta y me lo explicò; pero seguidamente solicitò mi documento de identidad, el que sin ninguna demora entreguè. El policìa al ver que mi documento era color rosa inmediatamente se puso nervioso y agrupàndose con los otros comenzaron a rumorear en voz baja no se que cosas; mientras ya yo habìa identificado a ese agente que me pidiò el documento; era el agente Dodò que sòlo contestaba a su superior que sì y asentìa la cabeza en en el mismo sentido.



De què se trataba todo esto me preguntaba. Enseguida se dirigiò hacia mi un señor con zombrero o gorra militar que dijo que debìa quedarme un tiempo porque estaban averiguando mis antecedentes. Le expliquè que  recien salìa del trabajo, que era una persona de bien, a lo que èl respondiò: que no le importaba porque yo era sospechoso por tener mi documento de color rosa. La verdad no entendì; pero recordaba esa cara, finalmente supe que se trataba del Inspector Clouseau y conocièndo ese personaje como lo conocía desde niño, sabía que tendrìa problemas ya que era muy testarudo e inventaba cualquier locura para darle un positivo al comisario.



El inspector procediò a decirle al ayudante Dodó que enseguida llamara al Comisario porque habìa detenido a un complice de La Pantera Rosa. Al escuchar tal afirmaciòn me sorprendì, le expresè educadamente que mi documento era rosa por casualidad de la cubierta de protecciòn que le habìa comprado; sin embargo, nada tenìa que ver con la Pantera. El comisario respondiò que no le engañarìa porque yo llevaba el color rosa de mi sangre y origen y en todo mi ser, ademàs que me preparara porque ya llegarìa el movil. El Inspector no dejaba de regañar a Dodò y le decìa que volviera a intentar, a lo que este ùltimo medio dudoso le respondìa que SÌ estaba seguro de llemar al comisario porque tal vez yo no era complice de la Pantera Rosa. El comisario le confirmaba que sì porque yo era sospechoso, por ademàs de lo anterior, de tambièn tener un chicle rosa pegado en mis zapatos.

Estaba cansado de haber trabajado todo el dia, habìa transcurrido una hora desde que me detuvieron los  policias, quienes cada vez eran màs. Me daba un poco de vergüenza lo que sucedìa, al mismo tiempo estaba asustado y con rabia. Por casualidad pasaba por el lugar el Hombre Bajito Blanco, sì el mismo de la historieta que nunca le colocaron nombre; pero lo identificaba plenamente y gritó a los policìas que me dejaràn tranquilo, que porquè no detenìan a la Pantera o al que lo dibujò tan bajito y con bigotes le reclamaba; no obstante el Inspector no prestaba atenciòn y le respondiò que cumplìa òrdenes del superior quien le habìa ordenando que todo el que tuviera el color rosa lo detuvieran por la sospecha de su fama; agregò: que se cuidarà porque personas como yo lo podìan manchar de rosa y el señor Bajito Blanco se asustò y cambiò de opiniòn al ofrecerle disculpas y darle felicitaciones al Inspector e informò que servirìa de testigo del delito. El señor blanco bajito nunca me agradò y ahora menos con esa actitud, bien merecido tenìa las bromas que le hacìa la Pantera- pensaba.



Me sentìa muy triste y mal por lo que estaba pasando a pesar de las variadas explicaciones que les daba. Pasado un tiempo llegò un auto de la policìa y se bajò un señor elegante que me llamò a parte y comenzó a interrogarme insistentemente, amenazàndome con meterme preso por tener sangres de origen rosa. Seguidamente se reuniò con el Inspector y con el ayudante Dodò y con mucha rabia les dijo que yo no parecìa complice de la Panterà; sin embargo, ellos con miedo, ya por la embarrada que cometieron, decidieron seguirla e inventaron la hipòtesis de que era mentira lo de mi trabajo. El Comisario me pidiò que lo acompañarà a verificar los datos a mi empresa,  a lo que accedì sin ningùn problema. Llegamos y estaba por fortuna mi jefe, quien le confirmò mi dicho, por lo que no le quedò otra opciòn al Comisario que explicarme que La Pantera Rosa andaba por ese sector y que la orden era detener a todos lo de color rosa hasta excluir la posibilidad de ser complice de ella.



Yo me enfadè por la inversiòn de la presunciòn de inocencia a la presunciòn de culpabilidad, por la discriminaciòn y persecuciòn en razòn al color rosa de mi documento y al calificar de sospechoso a todos lo de mi origen y le exclamè que mi decencia era mayor que su arbitariedad, que su operativo no lograba impactar en la sociedad, la que sabe que es pura apariencia lo que hacen con el màs dèbil porque saben perfectamente donde està La Pantera Rosa. Les ofrecì mi mano al ayudante Dodò porque cumplìa ordenes, El inspector se habìa ido de la verguenza. Me entregaron el documento de identidad, caminè hacia mi trabajo para hablar con mi jefe dejando al Comisario detràs con la sensaciòn de haber estado en frente de una persona que no engañó, como tampoco a la sociedad ni a el mismo, tuvo que haber sentido verguenza. Cuando estaba a punto de ingresar a mi trabajo di vuelta y me di cuenta que la Pantera Rosa estaba observàndome con una sonrisa, mientras los agentes de la policìa se hicieron que no la veìan y el Comisario ingresò a su auto arrancando raudamente. En ese momento comprendì la situaciòn que vivimos los de documentos rosas en lugares de mentiras en el que servimos como chivos espiatorios para desviar la atenciòn de los verdaderos problemas.



Esta no es una historia màs de la Pantera Rosa, esta es reflejo de la situaciòn que vivimos todos los migrantes del mundo.










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