Es la aridez la que me
aflige y por el que hasta el calor a veces me conturba.
Sigo creciendo en
llanuras secas y abandonadas en cuyos horizontes veo algunas compañeras
floridas y diferentes; más sin embargo, su clorofila y nutrientes es la misma
que llevo dentro.
La veo contenta de crecer
sin detenerse y a pesar de no estar tan distante, ni una mirada de compasión me
ofrece aun conociendo que yo nací primero. Es egoísta? no lo creo; pero solo
piensa en ella y así debe ser, es el ciclo normal de la naturaleza el que
algunas subamos y otras las veamos desde abajo; así también es natural que al
crecer tanto, primero le llegue su final. A veces pienso que no me mira porque
cree que le tengo envidia. No está en lo cierto; pero los hechos pueden darle
válidamente esa conclusión y no haré nada por desmentirla.
Como planta no entiendo porqué la lluvia no hace milagro, porqué no cumplo rápido mi objetivo en la vida. La naturaleza es sabia y no es mi designio entenderla; sino aprender creciendo.
Tanto esfuerzo hago de entender que mas me enredo en lo incomprensible, más al ver como en la lejanía mi compañera sin quejarse y con el mismo sol crece a ritmo acelerado.
Mientras me preguntó
porqué he quedado rezagada en la naturaleza, respondo, tal vez sin saber, que tomo impulso
para ser inmensa, y por ello al necesitar espacio, debo estar sola.
Puede ser una posibilidad el que el futuro me tenga preparada una sorpresa; por ejemplo, el que mi madurez sirva de sombra al bosque entero que hoy me abandona.
Hace mucho sol es cierto; pero sigo viva y respirando, lo seguiré haciendo hasta que pueda y con la esperanza de ser un gran árbol, hasta tanto te deseo buena suerte compañera.
La envidia no es buena consejera y menos buena compañia.