Por qué vine a ganar?; mejor
dicho por qué gané? es un tema que nunca voy a comprender.
Por qué corrí tan rápido?, quién
me perseguía?, es que no parezco yo, ni siquiera me interesa competir; pero
mira que gané y me parece que lejos; y ahora, qué hago con la ganancia?, qué
hago con este trofeo?, dónde lo coloco? o más bien para qué sirve?.
Los derrotados me miraran como
quejándose con Dios por permitirme llegar a la meta creyéndose superiores. La verdad
no se equivocan, me debieron ganar; creo que lo hubiesen hecho mejor, hasta
amor por el trofeo tendrían.
Pero, poco me importa lo que
digan; analizándolo bien yo no quería ganar, yo creo que siempre desde un
principio yo ya era ganador, no es cuestión de querer, es más, sin competir yo
ya había ganado hace rato y lejos.
En definitiva no gané, soy y
siempre fui un ganador; el problema es que me di cuenta que no gané sólo,
existen muchos ganadores, todos triunfadores y exitosos; pero muchos están orgullosos
de haber ganado.
Qué me diferencia entonces de
aquellos?. Creo concluir que sólo es cuestión de comprender que para haber
ganado tuvieron que ver muertos a sus semejantes, pasar por encima de ellos, pisándoles las cabezas sin querer, inclusive a no tener compasión, a romper todo obstáculo
y, ni siquiera por piedad podían detenerse por cuanto la energía que los
impulsaba era divina; en otras palabras, tuvieron que salir ganadores a costa
de muchos perdedores y muertos.
Entonces creo que el creador se
sentirá contento al haberle inyectado la energía que correspondía a ese que
dejando miles de vidas, luchó y salió adelante; no por egoísta, sino por
considerar que si había que elegir un solo ganador que sacara la cara por todos,
era ese y nadie más, ese que su corazón le indicó que representaría a los
derrotados en esa batalla, ese que hizo valer el sacrificio de muchos.
De modo que siento que el creador
está melancólico al ver ahora que el ganador no quería ganar, no quiere seguir
ganando, no sería mejor que otro hubiese ganado me pregunto? Qué paso con esos
miles de muertos derrotados y sacrificados por uno?.
Por superar la inteligencia
humana sé que el no piensa como perdedor, el no duda sobre el ganador, él no
tiene márgenes de considerar si se equivocó, él sabe que acertó y que el
ganador se siente orgulloso solo por serlo, nada más por llegar, únicamente por
ser impregnado por esa energía, porque no requiere adorar el trofeo, ni mostrarlo
para que lo adoren, ya la victoria se consiguió con júbilo, millones
sacrificados en un estadio de esfuerzo, amor y pasión con una salida triunfal.
Qué hago con el trofeo? Nada y nada,
porque no requiero hacer maniobras extraordinarias para sentir el sentido de la
batalla; simplemente recordar que llegué es una gloría excepcional y aún más
excepcional que haberse ganado la mayor lotería de la tierra. Sólo resta
entonces disfrutar la ganancia y agradecer al creador.
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