Impenetrable la desazón carcome la sensación de vida y la
vida misma.
Apretujado con calamidades de un natalicio cualquiera en una
vida de por si ilógica.
Inclemente el
martirio del verdugo ataca el corazón inerte ya por los sentimientos muertos.
No es igual la vida sin la vida misma. No lucen los paisajes
con el color de la bendición.
Lo dedos no corren al sonar de los temblores como quiere el
corazón, es mil veces mejor estar dormido que trémulo en una sonora catarata de
insostenibles pesadumbres.
Conclusión no existe acaso de un germen que creyendo ser
gusano logro el éxito de la frustración putrefacta en una manzana llena de
ilusión.
Que es sino pereza lo que produce el martirio de una legión
de ataques cobardes desde trincheras con sofás y televisores.
Es esto una guerra cierta o sólo el invento muerto de un
desespero por crear una vida diferente.
A la final todo está claro, es lo mismo suerte, éxito, fracaso, el ritmo de las
sensaciones es innato hasta su terminación en cualquieras de los tiempos.
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