"LA FORTALEZA DEL SER HUMANO ES CONOCER SU DEBILIDAD; SI QUIERES SER FUERTE SUPERA PRIMERO TU DEBILIDAD" "EL ILLO"

domingo, 6 de mayo de 2012

NO RECUERDO COMO LLEGUÉ HASTA AQUÍ

No recuerdo cómo llegué hasta aquí, abro los ojos y me encuentro flotando en altamar gracias a un salvavidas de color amarillo sin el cual me ahogaría ya que no sé nadar; le temo a la inmensidad del océano, trago agua abundante en cada vaivén de las olas, tengo miedo, pataleo sin sentir tierra firme y al saber que debo estar flotando sobre kilómetros de profundidad de agua me siento acabado. Pienso que ni siquiera llegaría vivo a la arena firme en caso de descender. Mi corazón palpita como si fuera una locomotora, mis ojos arden; sin embargo, intentó divisar algo físico que me pueda ayudar.

Pienso que supuestamente soy inteligente, que en medio del pánico debería tranquilizarme y de esto modo, hallar, como siempre, una solución; pero ¿qué hacer, para dónde nadar, hacia el norte, sur, este u oeste?, no veo nada, analizo porqué cosa me debo guiar, tal vez por el sol, por las nubes, por el viento o por alguna estrella; pero la verdad, no me indican nada, no tengo ese conocimiento técnico de aventurero. Me pregunto: ¿será cuestión de suerte?, no lo creo, me respondo, por convicción no creo en el azar de la vida; entonces busco la respuesta en las probabilidades; no obstante tampoco me sugieren nada bueno, que tal vez nade por donde nade, me ahogaré; un milagro de Dios será la respuesta?; menos, creo que Dios no hace milagro si uno mismo no se ayuda. De últimas, de tanto imaginar estupideces hago un pare en la cadena estéril de pensamientos, reflexiono y llego a la conclusión de que la deshidratación me debe generar que esté divagando, pues, he dicho “nadar”, si en dos horas he pensado sólo en “nadar” y no sé nadar.

De repente siento en mis pies algo que me golpea, y me lleno de terror, no sé si patalear más o quedarme quieto en caso que sea un tiburón. Veo a mi izquierda lo que no quería ver, un gran tiburón cercándome. Sin pensarlo intento desesperadamente nadar moviendo piernas y brazos como puedo. El cansancio me hace detener, creo que no me he alejado cinco metros del tiburón, todo esto es terrible, quiero llorar.

A pesar de todo sigo nadando como puedo, que según mi parecer no es más que salpicar fuertemente el agua con los brazos creyendo que aprendí. Cuando alzo mi cabeza para respirar veo muy lejos un espiral de agua que sale hacia arriba desde el océano; como si fuera poco, se trata de ballenas que no sé en qué dirección vienen. Les tengo pavor; siempre he considerado que unos animales tan grandes no pueden ser inofensivos, me pueden tragar sin darse cuenta o golpear con su cola.

Mientras pienso que hacer y tratando de definir por donde nadar para no cruzármela, detrás de mí espalda sale, como si fuera un volcán en erupción, una grande cantidad de agua. Quede por primera vez paralizado al ver una fila de ballenas que al zambullirse generaban grande olas que me ahogaban. Pensé que era mi fin; pero afortunadamente se alejan sin hacerme daño, eso creo.

Sigo nadando sin saber el porqué de mi perseverancia, ni para dónde ir; por primera vez pienso que lo mejor es abandonarme a mí mismo, soltar el chaleco salvavidas y dejarme ahogar. Para qué luchar más, no tiene sentido. Mes estoy deshidratando, tengo hambre y sueño. Comienzo a alucinar con poder tener otra oportunidad en mi vida y aprovecharla, luego pienso en dar por perdido todo y dejarme ahogar; en ese momento saltan sobre mi cabeza tres delfines gigantes repetidas veces. Pienso que son animales nobles que no me harán daño y, no me equivocaba, justamente me estaban protegiendo de tiburones que me estaban cercando sin darme cuenta.

Aprovecho, con ayuda de los delfines, escapo de los tiburones nuevamente, pienso que minutos antes me quería morir y ahora estoy nadando, sin saber nadar, para no dejar de existir. Viene la oscuridad, el frio es horrible, tiemblan mis huesos, de vez en cuando se sienten animales que saltan desde el agua. Lejos muy lejos observo lo que sería la luz de un gran barco; pero es imposible que me vean. Ni siquiera hago esfuerzo alguno para que me vean.

Para empeorar la situación comienza a llover, llega una tormenta, el mar se estremece como una hamaca, me hunde y me saca bruscamente. Me la paso toda la noche tragando agua. Sin percatarlo, amanece, ya medio inconsciente y dormido veo una playa; me reactivo, me acerco a ella, recobro fuerzas, sin furor percibo que sobreviví sin sentir gloria alguna, sin tener a quién contarle, paso por bañistas y una multitud de personas, veo calles y edificios.

Me pregunto una vez más ¿qué hacer?. La respuesta es clara: Estoy en la tierra, debo caminar y se caminar, tengo una ventaja y debo vivir sabiendo que no hay mucha diferencia de lo que pasé. En consecuencia, asumo mi vida como viene, sin lamentaciones y sin extrañar el mar; decido que el hecho de no poder recordar, no me hará perder la vida que si recordaré.

Tal vez sólo paso de un habitad a otro con iguales peligros y oportunidades, con miedos y desengaños, con problemas y ayudas no esperadas y ayudas esperadas que nunca llegarán. Es, en todo caso, aprender a vivir y saber qué es la vida para nosotros.

Acaso es lógica la lucha?, puede que no lo sea; sin embargo, es la única forma de mantenerse vivo. La vida no nos ofrece opciones muchas veces, es hacer lo que nos corresponde hacer en el momento que lo debemos hacer y después ver los resultados.

Qué significado tienes para nuestras vidas: nadar, tiburones, ballenas; delfines, arena, playa y no recordar. Sólo lo sabes tú. Para mí son tan reales que los he sentido en mi historia de vida. A veces siento que aun no he salido del océano, en otras ocasiones tengo la sensación de estar sonriendo en la cima de una montaña en la que desde lejos se observa ese mar inescrutable. En todo caso bastan esas experiencias para concluir que la vida es perfecta.





















No hay comentarios:

DERECHOS DE AUTOR Y REGISTRO TECNLÓGICO.

ATENCIÓN:
Queda prohibido todo acto de distribución, copia o comercialización de los post sin autorización del autor o sin citar los derechos del mismo. El sistema electrónico rastreará en toda la red sus contenidos y verificará si se cumplen estos requisitos; de lo contrario, se expone a responder penal y civilmente por ejecutar las mencionadas conductas.