Brillan las copas de los
árboles al salir el sol en la mañana fría, augura la esperanza de un día lindo
por la compañía de un cielo que luce
despejado. Poco a poco siento el suave y ténue calor en mi piel enfriada por la
fuerte brisa de una amenaza de otoño.
Hoy cumplimos tres años de
separados; quisiera en este momento estar contigo y que nos abrazáramos para
calmar el frio; quisiera tu sonrisa diciéndome con una voz amorosa “me estoy
cagando de frio”; de esa manera te preguntaría ¿si quisieras irte? y tú
mostrando seguridad, responderías temblando: no, yo estoy bien, me gusta; luego
me darías un beso en la mejilla.
Pensaba que después te invitaría
a tomar un café, propuesta a la que seguramente responderías: que te encantaría,
para luego dejar la taza casi llena por no gustarte el café y, para disimular,
simplemente dirías que no estaba muy bueno.
Siguiendo con esa ilusión te
preguntaría ¿sí quieres salir a pasear en auto? y tú con una alegría en la cara
me responderías: si; pero seguramente dormirías en el viaje por que prefieres descansar
a ver el paisaje; sin embargo, regresarías contenta de no haber visto nada.
Al caer la tarde te invitaría a
tomarnos unos tragos y seguramente aceptarías con agrado; cuando estuviéramos
en la mesa no pasarías de media copa porque no te gusta el alcohol.
Al finalizar el día seguramente
te llevaría a la cama y te haría el amor incansablemente sin lograr
paradójicamente que alcanzaras un orgasmo; pero me dirías que fue espectacular,
de ensueño, hasta me buscarías nuevamente para repetir mi hazaña inocua.
Al día siguiente me llamarías
temprano a mi celular diciéndome que me amas, que gracias por el día fabuloso
que pasamos juntos, y yo simplemente te diría que: “no fue nada”; sin embargo,
al colgar el teléfono pensaría en la tontería que es jugar al amor, de mi frustrado
sueño de querer poseer a una mujer autónoma, no a una noble dama, que si bien
es linda persona, parece una muñeca inflable que la llevo donde quiera.
Por todo esto, dejo todos esos
pensamientos y cambio de resolución, pues, prefiero estar solo sintiendo la
brisa fría, esperando que termine de salir el sol para que me caliente
completamente; pero, sabiendo con certeza, tranquilidad y seguridad que estarás
tan lejos como cuando estabas tan cerca de mí en aquellos días.
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