"LA FORTALEZA DEL SER HUMANO ES CONOCER SU DEBILIDAD; SI QUIERES SER FUERTE SUPERA PRIMERO TU DEBILIDAD" "EL ILLO"

miércoles, 27 de mayo de 2009

EL BENDITO COMPLEJO DE LA CULPA


Debe analizarse si a veces cometemos errores impulsados por el complejo de la culpa interior que nos lleva a la imposibilidad de decir que NO, y además a cometer actos lesivos para la propia vida como forma de liberación.

Leyendo a Sigmund Freud, observé que el mismo descubrió a través de numerosos casos clínicos que algunos pacientes de moral intachable le confesaban haber cometido algunos actos ilícitos, siendo jóvenes, casi en plena pubertad y como adultos, tales como hurtos, fraudes e inclusive incendios.Su tarea como terapeuta analítico lo llevó a lo que para mí es una sorprendente conclusión: que esos delitos habían sido cometidos principalmente porque se trataba de hechos prohibidos y porque le producían a su autor alivio psíquico.Parecía ser que al sufrir de un intenso sentimiento de culpa de origen ignorado, el hecho de cometer una transgresión concreta disminuía la presión del mismo.

Por lo tanto, el delito procedía del sentimiento de culpa y en estos casos no es posterior a él, como es de suponer.Freud se preguntaba de dónde procede este sentimiento de culpa anterior a un delito y cuál era la fuente de la culpa en general.El resultado de sus investigaciones analíticas fue que procedía del complejo de Edipo como reacción a las intenciones infantiles del varón de matar al padre y poseer a la madre.

Para Freud, esta intención o doble delito agravado por el vínculo, son considerados los dos delitos más grandes que pueden cometer los hombres, argumentando que en las sociedades primitivas eran los únicos hechos condenados como tales.A partir de esta afirmación, Freud se atreve a formular la hipótesis de que el complejo de Edipo habría sido la fuente de donde la humanidad extrajo su conciencia.Posteriores investigaciones lo llevaron a observar que los niños a veces se portan mal por el solo hecho de provocar el castigo y una vez que han sido castigados se sienten mejor.Por supuesto que esto no incluye a todos los delincuentes; porque se deben descartar los que cometen delitos sin sentimientos de culpa, aquellos que no pudieron desarrollar inhibiciones morales y a los que creen que su conducta es justificada en virtud de su lucha contra la sociedad.En ese sentido pienso que gran mayoría de los demás delincuentes, la motivación citada bien podría ser posible y hasta un punto de vista comprensible, sin que ello sea un justificativo.Al leer a Nietzsche, aunque muchos de nosotros no nos guste por su ateísmo, rescato muchos aportes y uno de ellos es el que también había notado la actitud de delincuentes por sentimiento de culpa apareciendo en las palabras de Zaratustra con el concepto de “pálido delincuente”.El sentimiento de culpa es un tema que ha preocupado a muchos filósofos de la antigüedad y también a muchas religiones, aunque gran parte de la causa de su origen se deba a estas instituciones.

En el caso concreto, algunos filósofos coinciden en afirmar, como Kierkegaard, que la culpa es el “sentimiento de carencia que tiene la humanidad por no ser perfecto o por sentirse demasiado imperfecto para ser persona, generalmente por las vivencias observadas en la infancia”.Por ejemplo, para algunos católicos, la culpa la genera el pecado original de los padres de la humanidad, Adán y Eva, que fueron arrojados del paraíso por desobedecer a Dios y, por lo mismo, debemos sentirnos culpable por esa ofensa de lo cual sólo nos liberamos inconscientemente al sentirnos divinos al soportar los sufrimientos.Para la filosofía oriental el origen de la culpa está en el karma, o sea, el condicionamiento o aflicción que trae el alma de sus vidas pasadas.Pero lo cierto es que sin duda existe y existirá siempre en el hombre una culpa familiar ancestral en su vida que no se fundamenta en sus propios actos, ni tal vez a lo que observó nuca; algo inherente a nosotros, que a veces no se supera y puede condicionar la vida y moldear el carácter, un sentido de responsabilidad que nos puede limitar al hacernos sentir siempre en falta.

Ello puede ocurrir cuando no sentimos seres inacabados, y lejos de ser perfectos tenemos el ansia de perfección que nos acecha y la libertad de elegir que es lo peor, con el riesgo de cometer errores, pues, debemos preguntarnos cuándo cometemos una falta a la moral, a la ley, a la familia u otra institución o somos proclives a los problemas para sentirnos y buscar inconscientemente llamar la atención con un castigo que gratifica y aminora la culpa por existir y nos hace tener un puente directo y espiritual con Dios.Sin duda alguna, el hecho de estar en el filo de la navaja nos desconcierta en esta realidad de opuestos que en la vida se manifiesta en todo.

ARTÍCULO PUBLICADO DEL CONTENIDO DE LA PÁGINA BLOG FILOSOFÍA GUIA 2000.

Atentamente,


EL ILLO

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