Bogotá, 16 de febrero de 2009
QUERIDO PAPA:
Yo tengo en mi mente un soberano,
único a quien venera el alma mía;
es su corona de cabello cano,
la honra su ley y la virtud su guía.
Es posible que la amarga prescripción y
la tristeza en su alma abrieran incurable herida,
es un anciano y lleva en la cabeza
el polvo del camino de la vida.
Ve del mundo las fieras tempestades,
de la suerte las horas desgraciadas,
y pasa, a estas alturas de su vida, de pie sobre las ondas encrespadas.
Al ver su pasado seca su llanto, calla sus dolores,
y como valiente, sólo está en sus ojos fijos el deber
de recoger espinas y derramar flores.
Sobre la senda que trazó a sus hijos.
Me ha dicho:
“Haz el bien sin temer el sacrificio;
el hombre ha de luchar sereno y fuerte,
y siempre a de odiar la maldad y el vicio
aunque le cueste la muerte.
Si eres pobre, confórmate y sé bueno;
si eres rico, no discrimines al desgraciado,
y lo mismo en tu hogar que en el ajeno
guarda tu honor para vivir honrado.
Ama la libertad: libre es el hombre
y su juez más severo es la conciencia;
tanto como tu honor guarda tu nombre,
pues mi nombre y mi honor forman tu herencia".
Aunque ingresar a mi mente fue demorado;
me has enseñado que nunca es tarde y, este código augusto por fin en mi alma quedo gravado,
en todas las tormentas será mi escudo,
en todas las borrascas, gracias a él seré salvado.
Pues, deseo ser como tú mi padre que tiene en su mirar sereno
reflejo fiel de su conciencia honrada.
¡Cuánto consejo cariñoso y bueno
sorprende en el fulgor de tu mirada!.
Por eso, no quiero al recordarte papa
allegado a viejo observar mi pasado y decir
¡Cuántos desvelos y sueños!¡Cuantos consejos olvidados!
Papa ahora tus consejos guían mi vida,
tus manos protegen siempre las mías,
lo mucho que me has enseñado,
aun de lejos te tengo siempre a mi lado,
y al ver mi culpa y mi real pasado veo que,
no me dejaste caer jamás,
¿cómo, y aunque se eclipse el pensamiento,
no voy a quererte cada día más?
FELICITACIONES QUERIDO PAPADE TU HIJO
EL illo
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